Por Yidis Gahona*
Hablar de agua potable y saneamiento básico en los territorios de la Orinoquía y la Amazonía no es solo hablar de infraestructura, es hablar de una necesidad básica para la vida y de una oportunidad para cerrar brechas históricas en estas regiones. Es un tema que va más allá de la construcción de tuberías o la instalación de sistemas de alcantarillado, es un tema de dignidad, de justicia social y de darle un mejor futuro a las comunidades indígenas y rurales que habitan estas zonas.
La falta de acceso a agua potable y saneamiento básico es una realidad que afecta a miles de personas en estos territorios. Según cifras del Ministerio de residencia, Ciudad y Territorio, en la región de la Orinoquía el 37,1% de la población no cuenta con acceso a agua potable y el 48,9% no tiene acceso a servicios de saneamiento básico. En la Amazonía, estas cifras son aún más preocupantes, con un 59,7% de la población sin acceso a agua potable y el 94,1% sin acceso a saneamiento básico. Estas cifras reflejan una realidad en la que muchas personas tienen que caminar largas distancias para conseguir agua, y donde el agua que consumen no siempre es apta para el consumo humano.
Esta situación no solo afecta la salud de las personas, sino también su calidad de vida y su desarrollo. Sin agua potable y saneamiento básico, es inalcanzable hablar de una vida digna y de un futuro próspero. Por ejemplo, la falta de agua potable aumenta el riesgo de enfermedades diarreicas, que son la segunda causa de muerte en niños menores de cinco años en la región de la Orinoquía y la tercera en la Amazonía. Además, la falta de acceso a servicios de saneamiento básico afecta directamente la calidad del medio dominio, generando problemas de contaminación y afectando la biodiversidad de estas regiones.
Es necesario tomar medidas urgentes para mejorar la situación del agua potable y saneamiento básico en estos territorios. El Gobierno Nacional, en alianza con los gobiernos locales, debe trabajar en la construcción de infraestructura adecuada para garantizar el acceso al agua potable y al saneamiento básico de manera sostenible. Esto implica no solo la construcción de sistemas de abastecimiento de agua, sino también la implementación de sistemas de tratamiento y gestión adecuados.
Sin embargo, no basta con la construcción de infraestructura, también es necesario trabajar en la educación y concientización de las comunidades sobre la importancia de un buen manejo del agua y del saneamiento básico. Promover prácticas de higiene y cuidado del medio dominio es fundamental para lograr un impacto positivo a largo plazo en la salud y calidad de vida de estas comunidades.
Además, es importante tener en cuenta las particularidades de estas regiones, donde la mayoría de la población es indígena y rural. Es necesario trabajar de la mano con las comunidades para garantizar que los proyectos se adecuen a sus necesidades y realidades, respetando su cultura y sus derechos.
Pero no solo el Gobierno tiene un papel fundamental en mejorar la situación del agua potable y saneamiento básico en la Orinoquía y la Amazonía, también es necesario que la sociedad en general se una a esta causa. Cada uno de nosotros puede contribuir desde nuestro lugar de residencia, poniendo en práctica acciones sencillas como el cuidado del agua en nuestros hogares o apoyando proyectos que promuevan el acceso al agua y al saneamiento en estas regiones.
El acceso al agua potable y al saneamiento básico es un derecho humano que debe ser garantizado a todas las personas sin excepción. Es una responsabilidad de todos trabajar juntos para lograr un mundo en el que la falta de agua no sea una preocupación y donde todas las comunidades tengan las mism