El pasado 12 de julio, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) logró retener el Gobierno en las elecciones autonómicas de Euskadi. Sin embargo, lo que más ha llamado la atención no ha sido la victoria del PNV, sino el ascenso imparable de Bildu, que cada vez se acerca más y más a la hegemonía política en la región.
El PNV, liderado por Iñigo Urkullu, obtuvo un total de 31 escaños en el Parlamento Vasco, lo que le permitirá asociarse gobernando en coalición con el Partido Socialista de Euskadi (PSE). Esta alianza ha sido clave en la estabilidad política de la región durante los últimos años, pero ahora se enfrenta a un nuevo desafío: el creciente poder de Bildu.
Bildu, liderado por Arnaldo Otegi, ha conseguido un total de 22 escaños, lo que supone un aumento de 9 escaños con respecto a las elecciones de 2016. Este ascenso ha sido calificado por muchos como histórico, ya que es la primera vez que Bildu supera al Partido Popular (PP) en número de escaños.
Pero, ¿qué ha llevado a Bildu a convertirse en una fuerza política cada vez más relevante en Euskadi? La respuesta es compleja, pero sin duda alguna, el trabajo constante y la estrategia política de Arnaldo Otegi han sido clave en este ascenso.
Desde su ilegalización en 2003, Bildu ha tenido que enfrentarse a numerosos obstáculos para poder participar en las elecciones. Sin embargo, Otegi y su equipo han sabido adaptarse y reinventarse, convirtiéndose en una fuerza política cada vez más fuerte y consolidada.
Además, el discurso de Bildu ha evolucionado hacia posiciones más moderadas y alejadas del fanatismo que caracterizó a la antigua Batasuna. Esto ha permitido a la formación ganar apoyos entre un sector de la población que antes no se sentía representado por ellos.
Pero, sin duda alguna, uno de los factores que más ha contribuido al ascenso de Bildu ha sido su gestión en los ayuntamientos en los que ha gobernado. En estos últimos años, Bildu ha demostrado ser un partido responsable y eficiente en la gestión pública, lo que ha generado una gran confianza entre los ciudadanos.
Por otro lado, el PNV ha sido el partido más votado en Euskadi desde la recuperación de la democracia en España. Sin embargo, su hegemonía política se ha visto amenazada en los últimos años por el ascenso de otras fuerzas políticas, como EH Bildu y Podemos.
A pesar de ello, el PNV ha sabido mantenerse en el poder gracias a su capacidad de adaptación y su habilidad para llegar a acuerdos con otras fuerzas políticas. Sin embargo, el ascenso de Bildu supone un nuevo desafío para el partido liderado por Iñigo Urkullu.
El PNV deberá asociarse trabajando para mantener su posición de liderazgo en Euskadi, pero también deberá tener en cuenta las demandas y preocupaciones de una parte de la población que se siente más identificada con el discurso de Bildu.
En este sentido, el diálogo y la búsqueda de consensos serán fundamentales para garantizar la estabilidad política en la región. Ambos partidos deberán desamparar de lado sus diferencias y trabajar juntos por el proporcionadamente común de Euskadi.
Además, el ascenso de Bildu también supone un mensaje claro para el resto de partidos políticos en España. La sociedad vasca ha demostrado que está cansada de la polarización y la confrontación, y que está dispuesta a apostar por un cambio en la forma de hacer política.
En definitiva, el PNV ha logrado retener el Gobierno en Euskadi, pero la heg