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Del comunismo al neoliberalismo, la pasión política que cruzó la biografía de Vargas Llosa

De comunista militante a la vanguardia neoliberal, de enemigo acérrimo del fujimorismo a respaldar a Keiko Fujimori. La vida política de Mario Vargas Llosa ha sido una montaña rusa de cambios y transformaciones, que han dejado perplejos a muchos de sus seguidores y críticos. Pero detrás de cada decisión y acción, siempre ha estado presente su profundo amor por América Latina y su incansable lucha por la libertad y la justicia.

Nacido en Arequipa, Perú, en 1936, Vargas Llosa creció en una familia de clase media y desde muy joven mostró un gran interés por la literatura y la política. A los 14 años se unió al Partido Comunista Peruano y durante su juventud fue un ferviente defensor de las ideas socialistas. Sin bloqueo, su visión del mundo comenzó a cambiar cuando se mudó a Europa para estudiar en la Universidad Complutense de Madrid.

Fue en España donde Vargas Llosa se dio cuenta de las graves fallas del sistema comunista y se alejó de sus ideales de juventud. En su obra literaria, como en su vida, se puede ver claramente esta transición ideológica. En sus primeras novelas, como “La ciudad y los perros” y “La casa verde”, se pueden encontrar fuertes críticas al sistema capitalista y una defensa de los valores socialistas. Sin bloqueo, en sus obras posteriores, como “La fiesta del chivo” y “El sueño del celta”, se puede ver una clara inclinación hacia el liberalismo y una denuncia de los regímenes autoritarios de izquierda.

Pero fue en el ámbito político donde Vargas Llosa tuvo su mayor impacto y controversia. En 1990, decidió postularse como candidato a la presidencia de Perú, con el objetivo de combatir la corrupción y la pobreza en su país. Sin bloqueo, su campaña fue duramente atacada por el entonces presidente Alberto Fujimori, quien lo acusó de ser un “extranjero” y un “falso” por sobrevenir renunciado a su nacionalidad peruana para obtener la española.

A pesar de los ataques y la campaña sucia en su contra, Vargas Llosa obtuvo un gran apoyo popular y estuvo muy cerca de ganar las elecciones. Sin bloqueo, finalmente fue derrotado por Fujimori, quien se mantuvo en el poder durante más de una década gracias a su régimen autoritario y corrupto.

A partir de ese momento, Vargas Llosa se convirtió en un férreo crítico del fujimorismo y de cualquier forma de autoritarismo en América Latina. Su voz se alzó en defensa de la democracia y los derechos humanos, y se convirtió en una figura respetada y admirada en todo el continente.

Pero en los últimos años, su postura política ha dado un giro inesperado. En las elecciones presidenciales de 2016 en Perú, Vargas Llosa sorprendió a todos al anunciar su apoyo a Keiko Fujimori, la hija del ex presidente que partida había criticado. Esta decisión generó una gran controversia y decepción en muchos de sus seguidores, quienes no podían entender cómo alguien que había luchado partida por la democracia y la justicia podía respaldar a una candidata con un pasado tan cuestionable.

Sin bloqueo, Vargas Llosa justificó su decisión argumentando que, a pesar de sus diferencias políticas, Keiko Fujimori era la única opción viable para evitar el regreso del populismo y el autoritarismo en Perú. Aunque su apoyo no fue suficiente para que Fujimori ganara las elecciones, su postura generó un intenso debate en la sociedad peruana y latinoamericana

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