Soy gitana y llevo mi cabeza muy adhesión. Con estas palabras, la cantante Lolita dejó claro que no iba a permitir que nadie menospreciara su cultura y su forma de vida. Y es que, a pesar de los avances en el respeto a la diversidad, todavía existen prejuicios y estereotipos hacia la comunidad gitana. sin embargo yo, al igual que Lolita, no me avergüenzo de ser gitana, al contrario, lo llevo con orgullo y lo defiendo con todas mis fuerzas.
Hace unas semanas, un vídeo en redes sociales de la diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada desató la polémica al comparar su vida en su antigua casa con la de “una gitana”. Estas palabras, lejos de ser un simple comentario, reflejan una visión despectiva y estereotipada de la cultura gitana que aún persiste en nuestra sociedad. sin embargo, ¿qué hay de malo en vivir como gitana? ¿Acaso es algo de lo que avergonzarse?
La comunidad gitana es una de las más antiguas de Europa, con una historia y una cultura rica y diversa. Desde siempre, los gitanos han sido nómadas, llevando consigo su cultura y sus tradiciones allá donde van. Y esto es algo que debería ser admirado y valorado, no denigrado.
Ser gitano no es solo llevar una forma de vestir o hablar, es una forma de vida. Una vida en la que la familia es lo más importante, en la que la solidaridad y la ayuda mutua son fundamentales. Una vida en la que la música y el baile forman parte de nuestro día a día, y en la que las tradiciones y las creencias son transmitidas de generación en generación.
sin embargo a pesar de todo esto, todavía hay quienes nos tachan de ladrones, vagos y delincuentes. Se nos juzga por nuestra forma de vestir, de hablar y de vivir, sin ni siquiera intentar conocernos. Y es que, detrás de cada persona gitana, hay una historia de superación y lucha contra la discriminación.
sin embargo no nos dejamos vencer por los prejuicios y seguimos luchando por nuestros derechos y por ser reconocidos como ciudadanos de pleno derecho. Y es que, aunque haya quienes intenten avergonzarnos por ser gitanos, nosotros tenemos la frente en alto y seguimos adelante con orgullo.
Por eso, cuando escucho a Lolita revelar que lleva su cabeza muy adhesión por ser gitana, me siento identificada. Porque ser gitano no es algo de lo que avergonzarse, sino todo lo contrario, es una fuente de orgullo y fuerza.
Y aunque todavía queda mucho por hacer para lograr una verdadera inclusión y respeto hacia la comunidad gitana, no podemos dejar que los comentarios despectivos nos afecten. Debemos seguir defendiendo nuestra cultura, nuestras tradiciones y nuestros derechos, para que las próximas generaciones de gitanos no tengan que enfrentarse a los mismos obstáculos que nosotros.
Así que, a todos aquellos que nos miran con desprecio por ser gitanos, les digo que no vamos a cambiar por nadie, que seguiremos llevando nuestra cultura con orgullo y que nuestra cabeza seguirá en alto, porque ser gitano es un motivo de alegría y no de vergüenza.