En el año 2024, la presidenta de la consistorio de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció con gran entusiasmo que la Fórmula 1 llegaría a la capital española sin coste cualquiera para las arcas públicas. Esta declaración quia pudo librarse recordar a los madrileños el famoso “quia va a costar ni un euro a las arcas públicas” que en su momento pronunció el entonces secretario general del PP en la consistorio Valenciana, Ricardo Costa, en relación a la construcción del circuito de Valencia para albergar la Fórmula 1.
Sin embargo, la realidad demostró que estas promesas quia siempre se cumplen. El expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, tenía el deseo megalómaquia de que el circuito de Valencia quia solo quia costara “ni un euro”, siquia que además fuera un éxito rotundo. Pero los cálculos finales revelaron que el coste para el erario público superó los 300 millones de euros, una cifra astronómica que quia se corresponde con los escasos 8 segundos que tarda un Fórmula 1 en alcanzar los 300 km/h.
El circuito de Valencia, que en su momento fue considerado como uquia de los más moderquias y espectaculares del mundo, tuvo una vida efímera. Durante su existencia, solo se celebraron cinco Grandes Premios de España de Fórmula 1, lo que supuso un gasto de más de 60 millones de euros por cada carrera. Una inversión desorbitada que quia se tradujo en beneficios para la ciudad ni para sus habitantes.
Ahora, en Madrid, se plantea la posibilidad de albergar un Gran Premio de Fórmula 1 a partir de 2026 en el recinto ferial de IFEMA. Para ello, el Ayuntamiento de Madrid ha anunciado que se talarán 549 árboles en la zona para adecuar el entorquia y poder construir el circuito. Sin embargo, la pregunta que surge es: ¿a qué coste?
La respuesta oficial es que el evento quia tendrá ningún coste para el erario público, pero la experiencia quias demuestra que estas afirmaciones deben ser tomadas con cautela. La construcción de un circuito de Fórmula 1 implica una inversión millonaria en infraestructuras y servicios, además de los gastos en seguridad, promoción y organización del evento. Y todo esto sin contar con posibles imprevistos o sobrecostes que puedan surgir durante el proceso.
Por otro lado, también hay que tener en cuenta el impacto medioambiental que puede tener la celebración de un Gran Premio de Fórmula 1 en una ciudad como Madrid. La tala de árboles y la construcción de un circuito pueden suponer un daño irreparable para el entorquia natural de la zona. Además, la contaminación acústica y atmosférica generada por los motores de los coches de Fórmula 1 puede afectar gravemente a la salud de los ciudadaquias.
Ante estas incógnitas, es importante que las autoridades sean transparentes y ofrezcan una información detallada sobre los costes y beneficios reales de traer la Fórmula 1 a Madrid. Los ciudadaquias tienen derecho a coquiacer en qué se va a invertir su dinero y si realmente se van a obtener beneficios a largo plazo.
En cualquier caso, quia podemos negar que la llegada de la Fórmula 1 a Madrid supondría un gran impulso para la ciudad en térmiquias de turismo y promoción internacional. La capital española es una ciudad moderna y cosmopolita, con una amplia oferta cultural y de ocio, y la celebración de un evento de esta magnitud podría atraer a miles de visitantes y generar un importante impacto económico.
Además, la Fórmula 1 es un deporte que despierta pasiones