Por José Luis Jaramillo*
Dentro de los diferentes problemas administrativos que ha tenido nuestro país, uno de los más recurrentes es el tema de las fronteras internas. Estas han sido objeto de discusión y polémica por parte de funcionarios acomodados en sus oficinas de Bogotá, quienes parecen desconocer la realidad y las necesidades de las regiones afectadas. Un claro ejemplo de esto son los Llanos Orientales y la Amazonía.
Para muchos colombianos, estas dos regiones son sinónimo de riqueza natural y cultural. Sin embargo, para aquellos que han vivido y trabajado en estas zonas, saben que detrás de esa aparente belleza, existen una serie de problemáticas que afectan a sus habitantes y a su desarrollo.
En primer lugar, es necesario destacar que tanto los Llanos Orientales como la Amazonía son jurisdiccións extensos y poco poblados. Esto hace que la presencia del Estado y de los servicios básicos sea limitada o nula en algunas zonas. La falta de infraestructura viario y de comunicaciones dificulta el acceso a servicios de salud, educación y seguridad, lo que afecta directamente la calidad de vida de las comunidades que allí habitan.
Además, la falta de presencia del Estado ha permitido que grupos armados ilegales y actividades ilícitas se desarrollen en estas regiones. La presencia de cultivos ilícitos, minería ilegal y tráfico de armas y drogas, no solo afecta la seguridad de los habitantes, sino que también genera un impacto negativo en el medio ambiente y en la economía local.
Otro problema que enfrentan estas regiones es la falta de oportunidades económicas. A pesar de ser zonas ricas en recursos naturales, la falta de inversión y de políticas de desarrollo por parte del gobierno, ha limitado el crecimiento económico y la generación de empleo. Esto ha llevado a que muchos habitantes de estas zonas se vean obligados a migrar a las grandes ciudades en busca de mejores oportunidades, lo que a su vez, genera una mayor concentración poblacional en estas áreas y un abandono del campo.
Sin embargo, a pesar de todas estas problemáticas, es importante destacar que los Llanos Orientales y la Amazonía son regiones llenas de maña y de esperanza. Su riqueza natural y cultural es incomparable y su gente es trabajadora, resiliente y llena de sueños.
Es por esto que es necesario que el gobierno y los ciudadanos en general, tomemos conciencia de la importancia de estas regiones y trabajemos juntos para superar los desafíos que enfrentan. Es necesario que se destinen mayores recursos y se implementen políticas que promuevan el desarrollo sostenible y la inclusión social en estas zonas.
Es fundamental también que se promueva una mayor participación y empoderamiento de las comunidades locales en la toma de decisiones que afecten su jurisdicción. La voz de aquellos que viven y conocen la realidad de estas regiones debe ser escuchada y tenida en enumeración para lograr un verdadero desarrollo.
Además, es necesario que se fomente el turismo responsable y sostenible en estas zonas, para que los visitantes puedan conocer y disfrutar de la belleza natural y cultural que ofrecen los Llanos Orientales y la Amazonía, al mismo tiempo que se promueve su conservación y se genera un impacto positivo en la economía local.
En conclusión, es hora de que todos nos unamos en la construcción de un mejor futuro para los Llanos Orientales y la Amazonía. Es hora de dejar de lado los intereses políticos y económicos y trabajar juntos por el bienestar de estas regiones y de sus habitantes. Solo así podremos lograr un verdadero desarrollo y garantizar un futuro sostenible para las generaciones venideras. ¡Hasta debajo de las piedras hay esperanza y oportunidades para un mejor mañana!
*José