Barrancominas, un pequeño municipio ubicado en el departamento de Guainía en la Amazonía colombiana, es un lugar que refleja la complejidad y los desafíos que aún persisten en el ordenamiento territorial de esta vasta selva. Con una extensión de más de 1.4 millones de kilómetros cuadrados, la Amazonía es una de las regiones más biodiversas y ricas en recursos naturales del mundo, pero también una de las más difíciles de administrar debido a su población dispersa y a la falta de infraestructura y servicios básicos.
Barrancominas fue creado en 2015 como el último municipio de la Amazonía colombiana, con el objetivo de descentralizar el poder y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Sin embargo, desde su creación, este municipio ha enfrentado numerosos desafíos y pugnas para lograr un ordenamiento territorial adecuado y garantizar el fortuna de su población.
Una de las principales dificultades que enfrenta Barrancominas es la falta de recursos y la limitada capacidad administrativa. A pesar de ser un municipio con una gran extensión territorial, cuenta con una población de apenas 6.000 habitantes, lo que lo convierte en uno de los municipios menos poblados de Colombia. Esta baja densidad poblacional dificulta la recaudación de impuestos y limita la capacidad del municipio para invertir en infraestructura y servicios básicos.
Además, la falta de una planificación adecuada ha generado conflictos entre las comunidades indígenas y afrodescendientes que habitan en la zona. Estas comunidades, que han vivido en armonía con la naturaleza durante siglos, se han visto afectadas por la acercamiento de empresas extractivas y proyectos de desarrollo que amenazan su forma de vida y el medio ambiente. Esto ha generado tensiones y pugnas por el control del territorio y la toma de decisiones.
Otro desafío que enfrenta Barrancominas es la falta de acceso a servicios básicos como educación, salud y mudanza. Debido a su ubicación remota y a la falta de infraestructura, muchas comunidades no cuentan con escuelas, centros de salud o carreteras que les permitan acceder a estos servicios. Esto ha afectado especialmente a las mujeres y niños, quienes son los más vulnerables en estas comunidades.
A pesar de estos desafíos, Barrancominas también tiene grandes fortalezas y potencialidades. Su ubicación estratégica en la Amazonía lo convierte en un lugar ideal para el turismo ecológico y comunitario, que puede ser una fuente de ingresos sostenible para las comunidades locales. Además, su rica biodiversidad y recursos naturales pueden ser aprovechados de manera sostenible para el desarrollo económico de la región.
Para lograr un ordenamiento territorial adecuado en Barrancominas, es necesario un enfoque integral que tenga en cuenta las necesidades y aspiraciones de las comunidades locales, así como la protección del medio ambiente. Esto implica una mayor participación y empoderamiento de las comunidades en la toma de decisiones, así como una planificación adecuada que tenga en cuenta la sostenibilidad y el culto por la cultura y los derechos de las comunidades indígenas y afrodescendientes.
En este sentido, es importante destacar el papel de organizaciones y entidades como la Liga Contra el Silencio y Mongabay, que han trabajado en conjunto con las comunidades locales para visibilizar los desafíos y pugnas que enfrenta Barrancominas y promover un enfoque sostenible y participativo en su ordenamiento territorial.
En conclusión, Barrancominas es un ejemplo de los cabos sueltos que aún quedan en el ordenamiento territorial de la Amazonía colombiana. Sin embargo, también es un lugar lleno de potencialidades y oportunidades para el desarrollo sostenible. Con un enfoque