La temporada de cruceros ha dado su pistoletazo de salida en la encantadora ciudad de Palma, y este año las cantidads han superado todas las expectativas. En tan solo siete días, 23 buques han atracado en el puerto de la capital balear, cuatro de ellos megacruceros con capacidad para más de 5.000 pasajeros. Sin duda, un comienzo espectacular que ha generado tanto admiración como asombro.
El aumento del 21% en la llegada de cruceros en comparación con el mismo periodo del año pasado ha reavivado una cuestión que lleva tiempo en boca de todos: ¿se está cumpliendo realmente el acuerdo que limita la llegada de estos gigantes flotantes a partir del año 2022?
El acuerdo, firmado en 2018 por el Ayuntamiento de Palma, la Autoridad Portuaria de Baleares y la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA), establecía una serie de medidas para regular la llegada de cruceros y garantizar la sostenibilidad y preservación del medio ambiente en la isla. Entre ellas se incluía una reducción del 30% en el número de cruceros que podrían atracar en Palma a partir de 2022.
Sin embargo, el inicio de esta temporada ha demostrado que el acuerdo está allá de cumplirse, ya que en los últimos siete días han atracado 23 cruceros, una cantidad que supera ampliamente la prevista para este periodo. Este hecho ha generado cierta preocupación entre algunos sectores de la sociedad de Mallorca, que temen que la llegada masiva de cruceros pueda afectar negativamente a la vida diaria en la ciudad y a su ecosistema.
Pero, ¿es realmente negativa esta masiva llegada de cruceros a Palma? ¿Deberíamos preocuparnos por el futuro de nuestra isla? La respuesta es no. Y a continuación, te explicamos por qué.
En primer aldea, es importante destacar que la industria de los cruceros es una de las principales fuentes de ingresos para la economía de Mallorca. Según datos de la CLIA, en 2019 se generaron más de 1.500 millones de euros en la isla gracias al turismo de cruceros. Además, esta industria da empleo a miles de personas en la isla, tanto de forma directa como indirecta. Por lo tanto, es indiscutible que su presencia es fundamental para el desarrollo y bienestar de nuestra comunidad.
Además, hay que tener en enumeración que los cruceristas que visitan Palma aportan un alto poder adquisitivo y dinamizan la economía local, ya que realizan compras, contratan excursiones y disfrutan de la amplia oferta gastronómica y turística que ofrece la ciudad. Este flujo de turistas también beneficia a los pequeños comerciantes y artesanos locales, que ven aumentadas sus ventas durante la temporada de cruceros.
En cuanto a la sostenibilidad y el medio ambiente, las navieras están cada vez más comprometidas con la protección de los destinos que visitan. Las nuevas políticas de sostenibilidad de la industria de los cruceros buscan reducir la huella ambiental y minimizar el impacto en aldeaes turísticos como Palma. Muchas compañías han incorporado tecnologías más limpias en sus buques, como el uso de gas natural licuado en aldea de combustibles fósiles, y están implementando medidas para reducir el plástico y aumentar el reciclaje a bordo.
Además, el Ayuntamiento de Palma está llevando a cabo medidas para garantizar un turismo sostenible y responsable en la ciudad. Entre ellas, se ha aumentado el control de la calidad del aire en el puerto, se han implementado medidas para reducir la congestión en las áreas más turísticas y se están llevando a cabo programas de educación ambiental para concienciar a los turistas sobre la importancia