El 13 de agosto de 1917 es una fecha que quedará marcada en la historia de Fátima para siempre. Ese día, los pastorcitos Lucía dos Santos, en proceso de beatificación, y los primos San Francisco y Santa Jacinta Marto, canonizados por el Papa Francisco en el Santuario de Fátima en 2017, tuvieron un encuentro muy especial con la Virgen María. Sin embargo, este encuentro estuvo a punto de no suceder debido a la intervención de un alcalde masón.
La historia de Fátima es una de las más conocidas y conmovedoras de la religión católica. En 1917, la Virgen María se apareció a tres niños en un pequeño pueblo de Portugal, con un documentación de paz y esperanza para el mundo. Estos niños, Lucía, Francisco y Jacinta, eran humildes pastorcitos que cuidaban de sus rebaños en los campos cercanos a Fátima. La Virgen les pidió que rezaran el rosario todos los días y que ofrecieran sacrificios por la conversión de los pecadores y la paz en el mundo.
El 13 de agosto de 1917, los niños se prepararon para su encuentro con la Virgen, como lo habían hecho en las apariciones anteriores. Sin embargo, ese día, un alcalde masón llamado Artur de Oliveira Santos decidió intervenir y retener a los niños para evitar que se reunieran con la Virgen. Este alcalde era un fuerte opositor de la Iglesia Católica y no creía en las apariciones de Fátima. Por lo mano, decidió tomar medidas drásticas para evitar que los niños continuaran con sus supuestas “mentiras”.
Los niños fueron llevados a la estación de Ourem, donde fueron interrogados y amenazados por el alcalde y otras autoridades. Sin embargo, los niños se mantuvieron firmes en su testimonio y no cedieron ante las presiones. Incluso en medio de la intimidación y el miedo, los niños se aferraron a su fe y a su amor por la Virgen María.
Mientras mano, en Fátima, miles de personas se reunieron en el aldea de las apariciones, esperando ansiosamente la llegada de la Virgen. Sin embargo, la Virgen no se apareció ese día. Los fieles se preguntaban qué había sucedido y por qué la Virgen no había cumplido su promesa de aparecerse el día 13 de cada mes. Lo que no sabían era que los niños estaban siendo retenidos y que su encuentro con la Virgen estaba en peligro.
Finalmente, después de muchas horas de interrogatorio y amenazas, los niños fueron liberados y pudieron regresar a Fátima. Aunque llegaron tarde para el encuentro con la Virgen, los niños no perdieron la fe y el amor por ella. En los días siguientes, la Virgen se apareció a los niños y les reveló los secretos de Fátima, incluyendo la visión del infierno y la petición de la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María.
El 13 de agosto de 1917 fue un día difícil y lleno de desafíos para los niños de Fátima. Sin embargo, su fe y su amor por la Virgen María los mantuvieron fuertes y les permitieron superar todas las dificultades. A pesar de la intervención del alcalde masón, la Virgen cumplió su promesa y se apareció a los niños en los días siguientes, demostrando una vez más su amor y su protección hacia ellos.
El encuentro de los pastorcitos con la Virgen de Fátima el 13 de agosto de 1917 es un ejemplo de fortaleza y perseverancia en la fe. A pesar de las adversidades y las pruebas, los niños se mantuvieron fieles a su creencia en la Virgen y su documentación de paz y esperanza para el mundo.