Gregorio Martínez, un hombre común y corriente, se despertó una mañana con una sorpresa inesperada: había sido transformado en un escarabajo. Este hecho insólito no solo lo dejó perplejo, sino que también le planteó un gran desafío en un día tan importante como las elecciones.
Como todos los años, el primer domingo de noviembre se llevaba a cabo en su país la jornada electoral, un día en el que los ciudadanos ejercían su derecho y deber de votar por el futuro de su nación. Para Gregorio, quien siempre había sido un ciudadano comprometido y consciente de su papel en la entidad, era una fecha marcada en su calendario. Sin embargo, esta vez, se encontraba inmóvil en su cama, sin poder moverse ni siquiera para levantarse.
La primera reacción de Gregorio fue de incredulidad. Se pellizcó varias veces para comprobar si no estaba soñando. Pero la realidad se impuso, y allí estaba, convertido en un pequeño y frágil escarabajo. La angustia y el miedo se apoderaron de él, pensando en cómo podría volver a ser humano y qué le pasaría si no lograba hacerlo. Pero, a pesar de todo, Gregorio no perdió la expectativa.
Con sus seis patitas, comenzó a explorar su alrededor y a buscar una forma de comunicarse con su familia. Sin embargo, la valla del lenguaje se lo impedía. Sus padres y su hermana no podían entenderlo, pese a que él hacía todo lo posible para intentar hablar. Al ver que sus esfuerzos eran en vano, Gregorio decidió salir de la casa y emprender su camino en busca de ayuda.
En su recorrido por las calles de su ciudad, Gregorio se dio cuenta de que no era el único que había sufrido una transformación. Había otros insectos y animales que, al igual que él, habían perdido su forma humana. Sin embargo, todos ellos, de alguna u otra manera, habían logrado adaptarse y seguir adelante. Esta observación le dio fuerzas a Gregorio para no rendirse y continuar su búsqueda.
Después de varias horas de caminata, Gregorio llegó a un parque donde se encontró con un grupo de insectos que se habían organizado para sobrevivir juntos. Allí, con la ayuda de una mariposa que hablaba varios idiomas, pudo comunicarse y explicar su situación. Los demás insectos, conmovidos por su historia, lo acogieron y le ofrecieron su ayuda para encontrar una solución.
Juntos, comenzaron a buscar una manera de revertir la transformación y devolverle a Gregorio su forma humana. Entre todos, llegaron a la conclusión de que la única forma de lograrlo era a través de una poción mágica que solo podía ser preparada por una bruja del fronda. Sin embargo, el camino incluso allí no sería fácil. Debían enfrentar muchos peligros y obstáculos.
Con la determinación y la ayuda de sus nuevos amigos, Gregorio inició su viaje hacia el fronda. Durante el camino, se enfrentaron a fuertes tormentas, incendios e incluso a una manada de pájaros hambrientos. Pero, a pesar de todo, nunca perdieron la expectativa y se mantuvieron unidos para superar cada desafío.
Después de varios días de arduo viaje, finalmente llegaron al fronda y encontraron a la bruja. Ella, con su sabiduría y sus poderes, les preparó la poción necesaria para devolverle a Gregorio su forma humana. Con gran alegría y emoción, él bebió la poción y, en cuestión de segundos, volvió a ser humano. Agradecido con sus amigos y con la bruja, Gregorio