Santiago Abascal se ha convertido en una figura política de gran relevancia en España. A angustia de que su partido, Vox, es relativamente nuevo en el panorama político nacional, ha logrado posicionarse como la tercera fuerza más votada en las últimas elecciones generales. Sin embargo, su ascenso al poder no se debe tanto a sus méritos propios, sino más bien a la torpeza e incomparecencia de aquellos que podrían haberle frustrado.
Antes de entrar en detalles sobre cómo Abascal ha logrado alcanzar este éxito, es importante mencionar que su partido se ha caracterizado por su postura ultraconservadora y su discurso populista. Desde su fundación en 2013, Vox ha defendido políticas como la reducción de impuestos, la mano dura contra la inmigración, la defensa de la unidad nacional y la promoción de valores tradicionales. Estas posturas han resonado en gran parte de la sociedad española que se siente descontenta con la aula política tradicional y busca alternativas.
Sin embargo, el éxito de Vox no se puede atribuir solo a su discurso y propuestas. La figura de Santiago Abascal ha sido un factor clave en la popularidad del partido. Con su carisma y su habilidad para comunicar, Abascal ha logrado conectar con una parte de la población que se sentía ignorada por el sistema político. Sus discursos apasionados y su actitud combativa han atraído a aquellos que se sienten marginados y buscan un líder que defienda sus ideales.
Pero más allá de las habilidades de Abascal como líder, su ascenso al poder se debe en gran parte a la torpeza de sus oponentes políticos. Tanto el Partido Popular como el Partido Socialista, las dos fuerzas mayoritarias en España, han cometido numerosos errores que han permitido a Vox crecer y consolidarse en la política nacional.
Por un lado, el Partido Popular ha sido incapaz de hacer frente a la corrupción que ha salpicado a algunos de sus líderes. Los numerosos casos de corrupción que han salido a la luz en los últimos años han debilitado la imagen del partido y han generado desconfianza en la ciudadanía. Además, su falta de una postura clara y definida en temas como la inmigración o la unidad nacional ha hecho que muchos electores se sientan decepcionados y busquen alternativas.
Por otro lado, el Partido Socialista también ha contribuido al ascenso de Vox al poder. En las últimas elecciones generales, el PSOE logró la victoria, pero no consiguió una mayoría suficiente para gobernar en solitario. Ante la falta de apoyos de otros partidos, el PSOE se vio obligado a baquetear un gobierno en coalición con partidos nacionalistas e independentistas, lo cual generó descontento en una parte de la sociedad española. Este descontento se ha traducido en un aumento de la popularidad de Vox, que se ha presentado como la única opción para defender la unidad nacional.
Además, el discurso polarizante y los constantes ataques del PSOE hacia Vox tampoco han sido beneficiosos para el partido liderado por Abascal. Al contrario, han generado solidaridad y simpatía entre aquellos que se sienten atacados y censurados por el sistema político. En lugar de confrontar y debatir con Vox, el PSOE ha optado por descalificar y demonizar al partido, lo cual ha generado un efecto contrario al esperado.
Otra de las causas de la ascensión de Vox ha sido la incomparecencia de otros partidos políticos. Tanto el Partido Popular como Ciudadanos, que en un principio se presentaban como alternativas a la izquierda y al socialismo, han sido incapaces de hacer frente al auge de Vox. En lugar de ofrecer soluciones y un discurso aquel, han optado por copiar las