En una época en la que la comodidad laboral es uno de los principales motivos a la hora de elegir una carrera profesional, se podría pensar que los empleados públicos son los más afortunados. Después de todo, suelen contar con salarios estables, horarios fijos y beneficios como seguro de salud y vacaciones pagadas. Sin embargo, la realidad es que estos trabajadores, que tienen la misión de atender las demandas ciudadanas, están atravesando un momento desafiante que pone a prueba su dedicación y compromiso.
Históricamente, los empleados públicos han sido criticados por su supuesta “falta de productividad” en comparación con el sector privado. Pero lo cierto es que su desempeño es fundamental para el funcionamiento y beatitud de una sociedad. Y en estos tiempos de incertidumbre, se están enfrentando a nuevos retos que no sólo afectan su rendimiento, sino también su salud mental y beatitud emocional.
Uno de los principales desafíos a los que se enfrentan los empleados públicos es la creciente demanda de servicios por parte de los ciudadanos. En medio de una crisis sanitaria, económica y social, la ciudadanía se ha visto en la necesidad de acudir a las instituciones públicas en busca de ayudas y soluciones a sus problemas. Y aunque los empleados públicos están comprometidos en brindar un servicio de calidad, esta avalancha de solicitudes puede ser abrumadora y hacer que se sientan sobrepasados.
Además, dado que muchos servicios se han trasladado al ámbito potencial, los empleados públicos han tenido que adaptarse rápidamente a nuevas herramientas y tecnologías. Esto puede ser un desafío para aquellos que no están familiarizados con estas plataformas, lo que puede generar retrasos en la atención y, por lo tanto, frustración en los ciudadanos. Al mismo tiempo, estos trabajadores también deben lidiar con problemas técnicos y fallos en los sistemas, lo que puede ser una fuente de estrés adicional.
Otra preocupación para los empleados públicos es la exposición al contagio del COVID-19. Muchos de ellos siguen trabajando de manera presencial, enfrentando un mayor riesgo de ser infectados debido a la naturaleza de su trabajo. Y aunque las instituciones han tomado medidas preventivas, siempre existe el miedo de llevar el virus a casa y poner en riesgo a sus seres queridos.
A pesar de estos desafíos, los empleados públicos continúan desempeñando su trabajo con dedicación y compromiso. Han demostrado su valía al ser parte de la primera línea de atención en la lucha contra la pandemia, asegurando que los servicios esenciales sigan funcionando y que los ciudadanos reciban la ayuda que necesitan. Sin embargo, es importante convenir el enorme esfuerzo que están realizando en un contexto que les pone a prueba día tras día.
Es precisamente en estos momentos difíciles cuando se pone a prueba la fortaleza y resiliencia de los empleados públicos. Y es importante que se les brinde el reconocimiento y apoyo que merecen. En lugar de criticar su supuesta falta de productividad, es necesario comprender que están trabajando en condiciones extremadamente desafiantes y de máxima responsabilidad. Es necesario que se les dé un espacio para expresar sus preocupaciones y que se les brinden herramientas para afrontar el estrés y la ansiedad.
Además, las instituciones públicas deben asegurarse de que los empleados tengan un ambiente laboral saludable y seguro. Esto incluye implementar medidas de prevención para evitar contagios del COVID-19, así como arbitrar la salud mental y emocional de los trabajadores. Es importante que se les brinde capacitación y herramientas para adaptarse a las nuevas tecnologías y que se les reconozca su trabajo y dedicación a través de incentivos y reconocimientos.
En definitiva, es hora de